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El Borrego es un buen ejemplo de cómo un restaurante tradicional puede evolucionar hacia la excelencia sin cortar sus raíces. Salva Fernández es el heredero de un restaurante familiar inaugurado en 1960 y que ahora ya no se conforma con ser uno de esos lugares que deja satisfechos a sus visitantes. Con esa sana ambición, Salva Fernández se plantea cómo renovar la gastronomía del Noroeste murciano. Una tierra que oscila entre sus terrenos elevados de interior y la sequedad del clima mediterráneo. Fruto de esa caprichosa combinación nace la uva Monastrell, un elemento con el que El Borrego saca su lado más canalla y desenfadado para jugar y probar nuevas combinaciones entre maridaje y plato fuerte. Además, El Borrego cuenta con pescados y mariscos de primera calidad llevados a un nuevo exponente con preparaciones elaboradas y sorprendentes. La pizza crujiente en tartar de atún de la Almadraba, el pulpo Pekín, el gazpacho con salazones o los tallarines de sepia en sus fideos dan buena cuenta de la osadía bien entendida de Salva Fernández para redefinir los límites de los restaurantes tradicionales.